La democracia política
La llamada democracia directa, en la que el pueblo ejerciera directamente el poder político, sin otorgar su representación o mandato a compromisarios o diputados, se volvió por siglos un imposible práctico. A duras penas se conserva un vestigio suyo en los cantones de Suiza. Es, en efecto, imposible que un pueblo numeroso, con problemas complejos que exigen decisiones rápidas, pueda gobernarse a sí mismo por medio de una participación directa y constante. Pero va haciéndose cada día más viable el que la tecnología cibernética pueda permitir consultas directas o "referenda" a todos los hogares de un país sobre asuntos muy importantes. Mientras tanto, en todas partes se ha impuesto nuestra llamada democracia representativa, con sus vicios y limitaciones en cuanto auténtica expresión de la voluntad del pueblo.
Condiciones de la democracia
Además de los
postulados teóricos, hasta no hace mucho se insistía en los llamados
presupuestos sociales de una democracia política moderna. Hay países, en efecto,
que tienen una Constitución democrática, pero en los que no se puede hablar de
una democracia verdaderamente operante, porque el pueblo no se encuentra en
condiciones democráticas. Estas condiciones se referían principalmente a un buen
nivel de vida : el que no haya grandes diferencias económicas y sociales entre
los varios miembros de la comunidad política favorece a un sistema democrático.
Como anota R. Dahl, era opinión extensamente compartida que un alto nivel de
desarrollo socioeconómico no solo favorecía la transformación de un régimen
hegemónico en una poliarquía, sino que -llegado el caso- contribuía a
mantenerla. Lipset demostraba que altos niveles de desarrollo económico tendían
a ser correlativos con estabilidad democrática. Hoy se percibe que la democracia es mucho menos dependiente que antes de los niveles de desarrollo social y económico. Depende más de las opciones políticas[2], de la “habilidad”, así como de los resultados de las acciones racionales y de una buena red de información[4]. Hoy es fácil de comprobar que el ingreso per capita de un país no es lo que determina su nivel de democracia. Hay países de altos niveles de ingreso y recurrente tendencia a regímenes autoritarios y viceversa, hay países pequeños económicamente pero con instituciones democráticas estables y buena cultura política democrática.
http://www.enrique-neira.com/Espanol/Analisis-Opinion/Ideologias/Democracia-como-forma-de-gobierno.htm
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